viernes, 3 de junio de 2011



Os dije la semana pasada que próximamente –o no- habrían más entradas del gato Play. Pues para demostrar una vez más lo raros que somos los gatos, hoy me presento de nuevo ante vosotros. ¡Y sólo ha pasado una semana! Y os estaréis preguntando –o no- ¿qué le ha pasado a Play que vuelve a teclear con frenesí el ordenador para contarnos sus andanzas? Pues en realidad no ha pasado nada o ha pasado mucho. Sí, estoy contradictorio, lo sé. Pero es que la verdad no ha sucedido nada extraordinario, pero el otro día me abordó un pensamiento: con todo lo que tengo que maullar y el tiempo que pasa inexorablemente, como puedo estar dejando escapar los días sin escribir más a menudo.

Así que me tengo que poner las pilas y teclear sin parar. Porque sí, porque somos mortales, tenemos fecha de caducidad y hay que aprovechar ese tiempo. ¡Eso sí, sin estresarme! Porque eso es lo que os ocurre a los humanos, que tanto carpe diem pa’arriba y pa’abajo que al final estáis más mareados que otra cosa. Es decir, voy a aprovechar mi tiempo y voy a despaparruchar todo lo que haga falta en este blog porque uno es finito y hay demasiado por contar. Por eso, me perdonará alguna de mis muchachas cuando invado su ordenador. Ha de entender que es el ansia por comunicarme lo que me hace saltar encima de sus teclas sin tener compasión por lo que esté haciendo. Tal vez, tenga que plantearle al jefe un netbook para mi solito porque esto de invadir los ordenadores ajenos al final me traerá un disgusto. ¡Hasta dormido me quedo encima de los teclados de lo mucho que estrujo mis neuronas gatunas!

Por lo tanto, tal vez ahora mis entradas no serán tan largas –o sí-, no serán tan trabajadas ni tan estilosas –¡si es que tengo una pluma! Pero no de la que estáis pensando, aunque a veces se dude de mi hombría gatuna. Tal vez, las entradas no sean tan profundas o aún lo serán más, el caso, es que pienso escribir. Porque aquí está este rincón que no puede caer en el olvido, al menos, para mí. Y al mal tiempo, la mejor cara que tengo. ¡Esta primavera que está haciendo estragos! Hay quien se nos mete a política, quien se nos enamora, quien se nos pone en huelga personal, quien le da por dibujar sin parar, a quien le da por dejar de fumar y otros –como cada primavera-por adelgazar, a quien retoma antiguos proyectos apasionantes y quien hace planes y posterga y posterga y posterga… Así que basta de postergar, de dejar para mañana todo lo que tengo que hablar y voy a escribir. Aunque a veces haga calor y el clima esté enrarecido, aunque no sea el mejor momento, aunque no esté bien visto, aunque no esté de moda, aunque no tenga casi seguidores. Porque lo que tengo claro es que si uno hace las cosas de corazón –aunque sea felino- todo toma una nueva dimensión. Así que vamos a dar un poco de luz a tanta sombra que para oscuro ya está mi pelaje.

Y si mis muchachos ayer se fueron de teatro, a distraerse un rato, yo también aprovecharé festejaré mi decisión de retomar con brío de nuevo este blog. Porque aunque me quiera callar, muchas veces los hechos más mínimos dan para una buena historia, o al menos, para una humilde entrada. Como humilde es éste, vuestro gato escritor, Playete.

Próximamente, más y mejores ronroneos.

PD: Lo dicho, voy a ver si me camelo al jefe y que me ponga un punto de trabajo para mi solito con su mesita ikea, su netbook –no me hace falta un Mac, tú tranquilo -y su lamparita y a ronronear a gusto mientras escribo. Creo que con unos cuantos mimos no sé podrá negar… ¿Qué pensáis? ¡Uy, pero será dentro de un rato porque ahora me está entrando una pereza! Me voy a echar una siesta encima del teclado. Está tan calentito… Frenesí, sí, pero ahora toca descansar.

Posted by Publicado por Play en 3:47
Categories:

2 comentarios:

desiree dijo...

cada vez me gustan más tu blog! ese es mi pleyete! seguro que algo ha influido la infalible risa del teatro.

Play dijo...

¡Gracias "falda amiga"! Todo influye en esta vida, aunque sea felina.
Ronroneos varios